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.Es bueno para Ragnhild.Es bueno para nosotros.Como para subrayar que la discusión había acabado, tiró lo que quedaba del apio al cubo de basura dentro del armario abierto bajo el fregadero.No acertó.—¿No te parece muy raro? —dijo él abriendo las manos—.¿Que una persona elija quitarse la vida porque corre el riesgo de que se descubra que es homosexual? ¿En el 2004? ¡Joder, están por todas partes! En el trabajo tenemos un montón de lesbianas, no da la impresión de que se sientan molestas o asediadas y nosotros…—En realidad no sabes nada de este asunto —dijo Inger Johanne recogiendo el apio—.No las conoces muy bien que digamos.—¡En este país tenemos a un homosexual de ministro de Finanzas, joder! ¡Nadie se mete con eso!Inger Johanne sonrió.Eso lo irritó.—El ministro de Finanzas es un… hombre elegante de un barrio bien —dijo ella—.Discreto, profesional y, por lo poco que se sabe de él, buen cocinero.Lleva mil años viviendo con el mismo hombre.Eso es un poco…Sostuvo el dedo índice contra el pulgar en un gesto exagerado.—¿Un poco?—Un poco distinto —completó la idea Inger Johanne—.Alguien que compra chiquillos a la vez que se pasea por ahí con rubias colgadas del brazo cada vez que hay una cámara cerca.Yngvar no dijo nada.Metió la cabeza entre los brazos.—¿No podrías dormir un poco? —dijo ella calladamente y acariciándole la espalda—.Ayer te pasaste toda la noche despierto.—No tengo sueño —murmuró él.—¿Qué tienes entonces?—Hastío —admitió él.—¿Puedo hacer algo por ti?—No.—Yngvar…—Lo peor de todo es que descartamos a Rudolf desde el principio —dijo él, agitado y enderezándose—.Su coartada era buena.Nada indicaba que estuviera detrás de esto.Al contrario, según sus compañeros del Parlamento, estaba completamente destrozado.¿Por qué no dejamos al tipo en paz? ¿Qué coño nos importa a nosotros con quién folle?—Yngvar —lo intentó ella otra vez, y le agarró los músculos de la nuca con las dos manos.—Escúchame —dijo él, y la apartó.—Escucho.Sólo que me resulta un poco difícil contestar cuando lo que dices es tan poco… razonable.Teníais buenos motivos para investigar a Rudolf Fjord.Entre otras cosas por la bronca que tuvo con Kari Mundal.Durante aquel homenaje en…—Me acuerdo perfectamente —respondió él, malhumorado—.Pero ¡no hace ni… cinco días que estuviste aquí trazando el perfil de un asesino que de ningún modo encajaba con Rudolf Fjord! ¿Por qué tuve entonces que seguir…?—Yo no creía en ese perfil —dijo ella brevemente, y sacó detergente en polvo—.Ni entonces ni ahora.Y ahora francamente creo que deberías dejar de gimotear.—¿Gimotear? ¿Gimotear?—Sí.Estás gimoteando.Te compadeces de ti mismo.Déjalo ya.Inger Johanne puso en marcha el lavavajillas, dejó la caja de detergente en un estante de uno de los armarios superiores y se volvió hacia Yngvar.Se llevó la mano derecha a la cintura y sonrió de oreja a oreja.—Tontorrona —murmuró él, y sonrió de vuelta sin querer—.Además tú misma dijiste que tu perfil tenía debilidades.Vegard Krogh no encajaba.No era lo suficientemente conocido.Inger Johanne cogió a Sulamit, que estaba tirado en el suelo.Los ojos de la parrilla habían perdido las pupilas y la miraban ciegamente.Se puso a juguetear con la escalera rota.—He estado pensándolo un poco más —dijo.—¿Y bien?—¿Recuerdas…? ¿Recuerdas el otro día que estuvimos aquí con Sigmund? No el último martes, sino hace unas semanas.—Por supuesto.—Me preguntó cuál sería el peor asesino que me podía imaginar.—Sí.—Le respondí que tendría que ser algo así como un asesino sin motivos.—¿Sí? —Yngvar parecía intrigado.—Pues que de ésos no hay.—Ya.Entonces, ¿qué querías decir en realidad?—Quería decir…, quiero decir que el argumento se sostiene, hasta cierto punto.Alguien que eligiera a sus víctimas completamente al azar, sin tener motivos para cada asesinato en particular, sería muy difícil de encontrar.En el caso de que también se dé una serie de factores aparte, claro.Como, por ejemplo, que el asesino haga un buen trabajo.—Sí… —Él asintió con la cabeza y se llevó las manos a la tripa.Ella dejó a Sulamit de un golpetazo.—No tienes hambre.Hace menos de una hora que has comido.Ahora escúchame [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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